A partir de los datos obtenidos del estudio del comportamiento de las ondas sísmicas, de la densidad del planeta, de los meteoritos y de los campos de estabilidad de los minerales y rocas que se suponen que pueden estar en las presentes capas profundas, se ha elaborado un modelo de la composición de la Tierra.
La corteza se extiende hasta la discontinuidad de Mohorovicic, donde las ondas* registran una brusca aceleración. A demás, en las regiones continentales, y a profundidad de unos 15km, se detecta otra discontinuidad llamada Conrad. La discontinuidad de Conrad separa la corteza superior, formada por rocas de naturaleza granítica, de la corteza inferior, que primitivamente se creyó que debería ser basáltica y que actualmente se piensa que está constituida fundamentalmente por eclogitas.
En las zonas oceánicas la corteza es distinta, y por ello se distingue entre una corteza continental y una corteza oceánica. La corteza oceánica fue considerada tiempo atrás continuación de la corteza continental inferior, pero la suposición era errónea, pues ni está formada por el mismo tipo de rocas ni la ha originado el mismo proceso. La capa superior de la corteza oceánica esta constituida por basaltos, según las muestras recogidas, y la capa inferior, por gabros, estos son el equivalente profundo del basalto.
Tanto en la corteza oceánica como en la continental existe un nivel superior discontinuo de sedimentos y rocas sedimentarias. El paso de corteza oceánica a corteza continental se lleva a cabo por medio de la corteza de transición, por el momento no del todo conocida.